Las especulaciones lo ubican en los más variados escalones del poder, desde la vicepresidencia, pasando por bancas legislativas nacionales y provinciales, hasta la intendencia de Concordia.
«Seguiré junto a ustedes desde el lugar en que nos ubique el consenso», escribió en su carta de renuncia Sergio Urribarri.
En El Cronista se asegura que el entrerriano «no tiene plan B definido, a diferencia de los ex presidenciables que ya quedaron en el camino: Jorge Capitanich quiere ser intendente de Resistencia; y Aníbal Fernández y Julián Domínguez devaluaron sus aspiraciones para competir en provincia de Buenos Aires».
El mismo diario especula con la posibilidad de que «el gesto entrerriano, por ser el primero, podría tener su recompensa» y trae a colación que, tal vez «preparando el terreno», «el fin de semana (Urribarri) admitió que no le disgustaría ser vice de Scioli o de Randazzo, presagiando la imposición presidencial de un Yin y Yang para disputar la herencia». «Cristina está pagando bien últimamente», evaluaron en un despacho que recuerda muy bien los tiempos de un kirchnerismo más tacaño».
En La Nación recuerdan que «hasta la semana pasada, Urribarri sostenía que sería candidato porque confiaba en que Cristina no le pediría que se bajara. En su entorno no descartaban siquiera que acompañe a Scioli, con quien mostró fuertes diferencias durante estos meses de precampaña. Hablaban además de una candidatura a diputado nacional o incluso provincial. Todo dependerá de la Presidenta».
¿A la intendencia de Concordia?
En febrero de 2015, cuando las encuestas nacionales no mostraban ningún repunte del sueño presidencial entrerriano, se especuló con la posibilidad de que el gobernador se bajara de su candidatura a la máxima conducción del país para ser el sucesor de Bordet en la intendencia de Concordia, corriendo a su propio hijo Mauro, a quien impulsaba para ese lugar.
Ayer, tras confirmarse el «renunciamiento», en corrillos políticos de la capital del citrus volvió a mencionarse la hipótesis de que Urribarri siga el camino de Capitanich, quien también alguna vez quiso ser presidente y ahora va por la presidencia municipal de Resistencia.
Aunque persistan las dudas sobre el destino final de Urribarri, se da por hecho que pretendería que le aseguren dos cosas: el armado a gusto de la lista entera de diputados nacionales por Entre Ríos y un futuro en el Senado.
Conviene recordar que el gobernador fue candidato suplente de la lista de senadores en 2013 e ingresaría si uno de los dos senadores del Frente para la Victoria renuncia a su banca, por lo que tendría un escaño en la Cámara Alta hasta 2019.
Como Pedro Guastavino no querría dejar su banca, al “Pato” no le quedaría otra que hacer renunciar a la senadora Sigrid Kunath. El problema con el cupo femenino lo sortearía presentando el antecedente del bonaerense Eric Calcagno, que pese a ser hombre pudo asumir la banca que dejó una mujer en 2007, casualmente la presidenta Cristina Kirchner.
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