El escenario incierto que presenta la crecida del río Uruguay, el tiempo indefinido por el que se prolongará la creciente y los recursos que demandará al municipio atender la situación urgente de miles de evacuados, ha puesto en dudas la realización de la 46ª Fiesta Nacional de la Citricultura que debía desarrollarse a principios de diciembre y que iba a contar, tras la exitosa edición del año pasado, con cuatro jornadas en lugar de tres.
Después de una edición anterior que registró un récord de asistencia, con alrededor de 75 mil personas a lo largo de tres días, el municipio tenía planes de extender el evento a cuatro jornadas este año, del 7 al 10 de diciembre. Sin embargo, la irrupción del fenómeno climatológico “El Niño” caracterizado por lluvias intensas y consecuentes crecidas de los ríos y afluentes alteró estos planes.
Finalizada la edición pasada, todavía en plena época de sequía histórica, no se contaba con la irrupción del fenómeno climatológico conocido como “El Niño” cuya anomalía empezó a advertirse a mediados de año con la temperatura del agua del mar en el océano Pacífico ecuatorial elevándose y provocando que la atmósfera comience a acoplarse al océano. Finalmente, el 1º de septiembre, a través de un informe, el Servicio Meteorológico Nacional declaró la llegada de El Niño a la Argentina, un fenómeno que se caracteriza por aumentar la frecuencia y la intensidad de las precipitaciones en gran parte del centro-este y norte argentino. De acuerdo a los datos históricos, de las últimas 10 primaveras más lluviosas en esta región, 7 fueron en años con presencia de “El Niño”.
En estos momentos corre con fuerza por los pasillos del municipio el rumor de que se suspende hasta próximo aviso la Cuadragésima Sexta Fiesta Nacional de la Citricultura. “Off the record”, fuentes oficiales lo dieron como un hecho a este medio. La razón es obvia y sencilla: “no hay plata” ni “ánimo” para hacer la fiesta en medio de una emergencia social como la provocada por la inundación
Ahora, un nuevo repunte del río Uruguay obligaría a más ciudadanos a abandonar sus hogares, lo que implica que la municipalidad deberá destinar más personal y recursos para abordar la situación de las personas alojadas en los cinco centros de evacuados en funcionamiento.
Actualmente, hay 411 familias desplazadas debido a la crecida, de las cuales 62 se encuentran en los centros de evacuados habilitados por el municipio, incluyendo dependencias militares y salones municipales. La situación sigue siendo monitoreada de cerca, y la municipalidad tomará decisiones informadas para garantizar la seguridad y el bienestar de la comunidad afectada.
Escrito por: Federico Odorisio para Diario Junio