«Durante todo el primer semestre, el golpe dolerá», dicen especialistas. Se perderían US$3.400 millones sólo por exportaciones. También se prevén pérdidas millonarias en la agroindustria, petróleo, autos, turismo y consumo.La economía tiembla con el coronavirus. Las consultoras recalculan las posibles pérdidas para el país y en un primer análisis, «ya podemos asumir que, al menos durante todo el primer semestre, el golpe dolerá», resume el director de DNI, Marcelo Elizondo. Más en detalle, Abeceb estima una caída del 5% en las exportaciones, por un total de US$3.400 millones. «Por la irrupción de la pandemia se prevé una desaceleración del PBI en 0,5%, pero los últimos eventos sugieren que la caída en la actividad podría trepar hasta 1,5%», advierte la consultora.
Son cálculos provisorios de una crisis global, pero que repercute en varios rubros locales, como la agroindustria, petróleo, autos, turismo, electrónicos y al mercado interno. Pero por sobre todo, los expertos consideran que lo más grave son las complicaciones para reestructurar la deuda pública, un tema crucial para un país que «se encamina a transitar su tercer año consecutivo de retracción en el nivel de actividad», explica Soledad Pérez Duhalde, de Abeceb, al diario Clarín.
«La economía brasileña no crece y eso perjudica a la industria automotriz (principal socio en el rubro), por la menor demanda de manufacturas argentinas», comenta Ricardo Delgado, director de Analytica. «Esto se refuerza -añadió el economista- por la devaluación del real y la salida de capitales de la economía vecina». En el primer bimestre del año, según Adefa, la producción cayó 1,4%. En el sector aguardan a ver cómo evoluciona la crisis para hacer proyecciones.
El coronavirus inició su recorrido en China, el destino del 75% de los despachos de soja y carne de origen nacional. Las exportaciones caen, según coinciden los expertos, por los menores volúmenes y también por la baja de precios. Con respecto a esto, Abeceb prevé menores ingresos de dólares por la soja (US$1.360 millones), carnes (US$790 millones), maíz y trigo (US$460 millones) y petróleo (US$400 millones). Como contrapartida, observa una mejora de US$360 por las exportaciones de oro.
Por la crisis de las bolsas y una sensación de pánico que se generaliza, la tonelada de soja el jueves cotizó al precio más bajo en seis meses: US$315. A su vez, la oleada bajista arrastró también a las cotizaciones de maíz y trigo en Chicago, golpeando la rentabilidad de los productores.
La baja del precio del crudo complica el desarrollo de Vaca Muerta. Y en forma colateral, «tiene un fuerte impacto en la siderurgia», que podría perder más de US$300 millones este año si la crisis continúa. Lorenzo Sigaut Gravina, director de Ecolatina, coincide en que el freno en la economía global impacta de lleno en la actividad doméstica. Pero subraya que el peor escenario podría agravarse mucho más si se repite la crisis de 2009, con la gripe A. «Esto complicaría el consumo», subrayó el economista.
La gripe A (H1N1) causó en el país 626 muertos y provocó una caída en el PBI de 5,9% por una sumatoria de factores, entre ellos el conflicto con el campo, la crisis de Lehman Brothers, la caída de los precios de la soja (que rozaban los US$600 la tonelada) y la sequía. A eso se sumó la epidemia, con cierre de espectáculos y otra clase de eventos, para evitar la propagación del virus. «Algunas de estas cosas ya la estamos viendo», añadió Sigaut.
Por la expansión del coronavirus, Gobierno y empresas toman medidas de contención, lo que afecta al mercado interno. Por ejemplo, la productora DF Entertainment reprogramó el Lollapalooza, el tradicional festival que se iba a llevar a cabo en el Hipódromo de San Isidro entre el 27 y el 29 de marzo y que se realizaría en el segundo semestre. Ya hay varios shows cancelados, al igual que muchos eventos deportivos y culturales. Tal es el caso de la Feria del Libro, que está en duda. «Muchas de estas actividades tienen impacto directo en el consumo interno», dice Sigaut.
China es destino de exportaciones y también es un fuerte proveedor de insumos para industrias locales, como la electrónica fueguina. Al respecto, Federico Hellemeyer, de la AFARTE, admite que en Tierra del Fuego «todas las industrias están afectadas, en alguna medida, en sus esquemas productivos. La industria electrónica argentina también está sintiendo el impacto de esta problemática global», dijo y añadió que «cada empresa está gestionando sus niveles de stock, sus vínculos comerciales y sus estrategias productivas».
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Un alto ejecutivo de un fabricante fueguino reconoció que los envíos de componentes desde China tienen una «demora de 30 días». Por ahora, señaló, la falta de insumos no paralizó a las terminales y que por ahora se toman medidas coyunturales, como adelantamiento de vacaciones para el personal. «Desde China se comprometieron a normalizar la situación en junio, pero no sabemos si van a cumplir», describió.
Bárbara Gueretza Echagüe, analista del estudio Arriazu, describió que la pandemia está afectando a la economía mundial. «Se detiene el comercio internacional, bajan las importaciones, la producción, la demanda de productos y también los precios», enumeró. Pero destacó que para la Argentina, el impacto por ahora es limitado. Y que lo prioritario «es avanzar con la reestructuración de la deuda y la política fiscal».
¿La crisis financiera favorece la posibilidad de un acuerdo por la deuda? Para Guido Lorenzo, de LCG, «caen los incentivos para llegar un arreglo». Pero Delgado, de Analytica, sostiene que la menor entrada de dólares comerciales (por la caída de las exportaciones y la baja de precios) implica un mayor esfuerzo por parte del Gobierno para presentar una propuesta menos agresiva a los acreedores.
Lo explicó de este modo. «Para salir de esta situación, si no es por el lado de las exportaciones, se debe encontrar algún atajo más amigable con los mercados. Posiblemente la negociación no sea tan dura, que le permita al Gobierno obtener financiamiento voluntario, que alivie la baja de los ingresos de dólares comerciales», finalizó.
El Once