Se presentó en un domicilio como empleado de la empresa de energía provincial. Le pidió a la víctima verificar falencias en la conexión eléctrica.
Después del saludo le solicita a la señora, según fuentes policiales, un billete de 100 pesos para verificar la numeración. Evidentemente el ardid del delincuente era conocer de dónde la señora sacaba el dinero que le había solicitado. La mujer trae el billete, el hombre anota en una planilla y luego le pide ingresar a la vivienda y que apague las luces porque debe verificar alguna falencia en la línea eléctrica domiciliaria. Anteriormente ya le había confirmado que con la numeración del billete entraba en un sorteo que la empresa tenía en curso.
La mujer accede, apaga la luz, y cuando enciende, la sorpresa es mayúscula porque el hombre no aparecía por ninguna parte. Va hacia el ropero, donde había sacado aquel billete de 100 pesos y se encuentra con la amarga sorpresa que el delincuente se había llevado 30 mil pesos aproximadamente.
Se da conocimiento a la Policía y con la información suministrada, la investigación policial está tratando de encontrar algún rastro de este delincuente, que de manera amable, con el famoso «cuento del tío» y en muy pocos minutos se hizo de la friolera de varios miles de pesos.