Preocupación en los municipios de la región por la caída de la recaudación

recaudación No han salido a plantearlo abiertamente, pero TODOS los intendentes regionales están preocupados. La pandemia dejará en todas las economías, sea en las familiares o en las estatales, consecuencias trágicas. El desafío será la optimización de los recursos cada vez más escasos, y la adaptación a lo que vendrá.

Por Lic. Ariel Mazetto

Como siempre ocurre con municipios chicos, el sostenimiento de su presupuesto se da principalmente por la coparticipación nacional, cuyo principal nutriente es el impuesto al IVA que en el último tiempo se ha visto reducido drásticamente por la caída de las ventas. Es decir el estado recauda más de IVA cuando hay más venta de productos o servicios. Y este dinero recaudado por la nación, es el que se coparticipa con las provincias y municipios.

La segunda fuente de ingresos de los municipios es la Coparticipación provincial, nutrida entre otros por el impuesto a los Ingresos Brutos y el Impuesto Inmobiliario. Vaya si en éstos ha habido caída. Idéntica situación que con el Iva.

Por último, y en tercer lugar, los municipios también reciben el pago de Tasas de parte de sus vecinos, que en muchos casos se han visto reducidas. La diferencia con los impuestos anteriores es que, con el aporte de las Tasas que hacen los vecinos, el municipio debe prestar determinados servicios que insumen y genera gasto.

Recolectar residuos, mantener los espacios públicos, el alumbrado, el servicio de cloacas, la salud local, y una serie de mantenimientos. Estas Tasas no son un ingreso efectivo. Ingresan a las arcas y egresan en pagos por estos servicios. Como este nivel de Tasas en los municipios chicos no es alto, ese monto en ningún caso alcanza para el sostenimiento de los servicios que se deben brindar. Conclusión: los gobernantes deben distribuir dinero del presupuesto general para el sostenimiento de estos servicios esenciales.

Y como en toda época de crisis, ahí quedan al descubierto los buenos o malos gobernantes. Al igual que lo que sucede en un hogar familiar, la optimización de los recursos (dicho en criollo: gastar sólo en lo que hay que gastar, sin derrochar) será la clave del éxito o del fracaso.

Tiempos en los que es necesario ¨enfocar¨ bien la mirada, sin perder el rumbo, sabiendo que un paso en falso puede ser la hecatombe para varios.

Dentro de la malaria generalizada, (sobre todo en las grandes ciudades), el beneficio que tienen las comunidades chicas como son las del interior del departamento Concordia, es que no dependen tanto de las actividades comerciales de sus habitantes. Sobre todo de los empleados que se verán afectados. En el caso de estas poblaciones sub rurales, la mayoría de los empleos se mantendrán, porque están ligados a la producción de alimentos o insumos (citrus, madera, arándano, ganadería) que son muy necesarios para el diario subsistir. Estas actividades esenciales son las que seguirán desarrollándose y en ellas no habrá una caída de empleos significativa.

Es de esperar que el salir de la pandemia (cuando eso ocurra), sea el resurgir de la actividad comercial en general. Eso redundará en un beneficio que desplegará el comienzo de algo nuevo. Seguramente se cambiarán paradigmas, formatos de trabajo, prioridades y un sinfín de cosas. Adaptarse a lo nuevo, a lo que vendrá, será el desafío para TODOS.

 

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