La confesión de López inquieta a políticos y empresarios del interior que pasaron por su despacho para acordar obras

l_1534590684 Su declaración podría ser letal para la política», sostiene el periodista Diego Cabot, autor de la investigación de los cuadernos. El despacho de José López «fue uno de los principales bastiones del reparto de obra. Allí se cocinaban favores políticos que luego se canalizaban por obras públicas que a veces ni se llegaban a empezar. Todos los que golpeaban su despacho sabían que las reglas eran laxas: su billetera no requería demasiada rendición de cuentas. Esos pesos servían para lubricar la política en las provincias y los municipios».

Gran parte de la política argentina peregrinó por la oficina de López. Sonrió de la mano de aquel funcionario que barnizado de poder era locuaz y entrador. Fue uno de los laderos de Néstor Kirchner cuando dejó de ser presidente. En la quinta de Olivos, junto a su jefe político, recibía a decenas de políticos y allí empezaba el canje: obras y millones por apoyo.

De ahí que los dichos de anoche pueden llegar a tornar federal el nerviosismo con el que gran parte de la clase política y de los empresarios viven estos días. Si los dichos de López revelan la matriz evangelizadora de voluntades que consagró desde su despacho, el interior del país, y puntualmente el conurbano bonaerense, sufrirán un impacto bajo la línea de flotación.

Varios de los gobernadores, algunos ex también, eran expertos en caminar mansos al altar del dinero discrecional que manejaba López. Pedían plata y entregaban fidelidades. Así se negociaron asfalto, obras de agua y saneamiento, mejoras barriales. Todos los Planes Federales de Vivienda se manejaron con criterios políticos que no requerían más que apoyo electoral. Mucho a los amigos, poco a los que no querían profesar el kirchnerismo. Los gobernadores aplaudieron y solo condenaron los movimientos del exfuncionario cuando esos favores pasaron a algún intendente al que se apoyaba desde la Nación.

Del área de López también dependió el plan «Más cerca, más municipio, mejor país, más patria». Obras licitadas en Entre Ríos bajo el paraguas de ese programa están bajo investigación de la Justicia. En un caso en particular, en la localidad de Los Charrúas, se especula con la posibilidad de que el empresario involucrado se «arrepienta» y explique qué destino tuvo el anticipo financiero cobrado en septiembre de 2013, siendo que la obra medio año después ni siquiera había empezado.

López manejó, además, Vialidad Nacional. Lopecito era el que mandaba una lista con las prioridades a la hora de los pagos. Generalmente esa orden estaba liderada por Lázaro Báez. Fue, sin duda, el ejecutor presupuestario de la decisión de hacer de Báez el rey del asfalto. El empresario, ahora detenido, construyó su imperio con la adjudicación de rutas, especialmente en Santa Cruz. La llave de aquellos pagos la tenía López. La anterior estructura de Vialidad estaba ayer nerviosa.

El hombre de los bolsos era clave en la triangulación de pesos que empezaba con obras a Báez y terminaba con pagos de alquileres del constructor a hoteles o viviendas de la familia Kirchner. Bien podría dar detalles de aquel entramado.

El kirchnerismo cocinó su cadena de silencio concebida desde el Estado. Con esos resortes no había díscolos y algunos pocos valientes que eran inmediatamente desacreditados. Todos les reconocían capacidad de daño.

Pero sin el Estado todo se le ha hecho cuesta arriba. El silencio se rompió. Y ahora la pelea es ver quién grita más fuerte.

El testimonio de López
El hombre de los bolsos se quebró ayer por primera vez en su largo historial frente a la Justicia. El exsecretario de Obras Públicas, detenido desde 2016, confesó su participación en el esquema de pagos ilegales que ya atravesó distintas áreas del gobierno kirchnerista e involucró a empresarios y exfuncionarios de alto rango.

López apuntó contra Julio De Vido y la familia Kirchner en su declaración ante el fiscal Carlos Stornelli , informaron fuentes oficiales. Después de declarar, pidió ingresar en el programa de testigos protegidos, ya que pudo haber complicado también a otros funcionarios que hasta anoche compartían con él el penal de Ezeiza.

Después de dos años detenido, López dio ayer un giro inesperado que generó sorpresa y expectativa. El exfuncionario había declarado la semana pasada en el juicio por los bolsos y evitó dar detalles sobre los US$9 millones que intentó ocultar en un convento religioso de General Rodríguez.

«Hizo aportes sustanciales para la causa», afirmó anoche el fiscal Stornelli en el canal TN. Según pudo reconstruir el diario La Nación de fuentes oficiales, López apuntó hacia «arriba» en la escala jerárquica, que solo completan el entonces ministro De Vido y el matrimonio Kirchner.

López pasó ayer más de cinco horas junto a su abogado Gustavo Kollmann frente al fiscal Stornelli. Después de las 20, distintos funcionarios judiciales y del Gobierno realizaron gestiones frenéticas para acelerar el ingreso al programa de protección a testigos, que en las últimas horas de anoche todavía estaba en trámite.

El primer beneficio que recibirá López será una mejora en sus condiciones de detención, aunque no será excarcelado, informó Stornelli.

Otra posibilidad en el corto plazo es que vuelva al penal de Ezeiza, pero a un área restringida con medidas especiales de seguridad.

«Tuvimos una conversación sincera. Fue una larga charla donde tocamos todos los tópicos en los que podía hacer aportes. Llegamos a un acuerdo y esto se presentará en el juzgado para homologarse», dijo el fiscal Stornelli en una entrevista con Todo Noticias.

Otras fuentes de la investigación dijeron que «López ya habló muchísimo», pero aclararon que todavía faltan algunas cosas importantes. El exfuncionario está acusado de ser partícipe de una asociación ilícita liderada por De Vido y Cristina Kirchner. López ya había sido citado a indagatoria por esta causa, pero se había negado a declarar ante el juez Claudio Bonadio.

Después de varias horas frente al fiscal Stornelli, el exsecretario de Obras Públicas admitió su participación en el esquema de pagos ilegales, una confesión que podría también involucrar a los interlocutores con los que solía tratar el exfuncionario, como intendentes y gobernadores, personajes que hasta ahora no habían sido involucrados en la investigación derivada de los cuadernos de las coimas .

Su última declaración en tribunales había ocurrido hace una semana durante el juicio por los bolsos. Pero su intervención fue muy distinta a la de anoche: le dijo al Tribunal Oral Federal N° 1 que lo juzga por los bolsos que el dinero no era suyo, que se lo habían dado «personas de la política», que fue «obligado a hacer diligencias» y que fue usado como «chivo expiatorio». No dio nombres propios y evitó dar precisiones sobre los US$9 millones que pretendía ocultar en un convento de monjas.

El giro de López quizá se debió a que hubo varios arrepentidos en la causa de los cuadernos. Algunos exfuncionarios, como Claudio Uberti, y otros empresarios explicaron cómo funcionaban los pagos ilegales para la obra pública durante el kirchnerismo, un área que López manejaba directamente.

López fue nombrado en distintas ocasiones en las anotaciones de Oscar Centeno, siempre cerca de Roberto Baratta, De Vido y los Kirchner. «En el ínterin llegó el ingeniero José López y a las 21.30 salimos de la quinta [de Olivos]», escribió el chofer en uno de sus cuadernos.

Pero el exfuncionario también fue mencionado por varios de los arrepentidos. Carlos Wagner, que se desempeñó como presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, explicó que entre el 10 y el 20% de todo el dinero de la obra pública era destinado a sobornos para los funcionarios. Y lo señaló a López como uno de los responsables de recaudar.

López se convirtió así en el funcionario de mayor rango que se sumó al régimen del arrepentido. La ley no permite que una escala jerárquica superior a la suya, como por ejemplo la de un ministro, tenga el beneficio de transformarse en arrepentido. El otro funcionario que había sido imputado colaborador con la Justicia durante esta semana fue Uberti, que relató los sobornos en las concesiones viales.

Las confesiones de López dejaron conformes a los investigadores y también a funcionarios del Gobierno. «Ojo, porque la pieza clave del caso sigue siendo Clarens, no José López. Clarens puede ayudar a cerrar el círculo de dinero por sus conocimientos acerca de las offshore», advirtieron desde la Casa Rosada.

Aunque parece prácticamente cerrado, el acuerdo de López se homologará recién el martes, cuando el juez Bonadio reanude su actividad después del fin de semana largo.

López permanecía anoche en Comodoro Py y fuentes oficiales desconocían cuál sería su paradero al final de la jornada. «Seguirá preso», aseguró Stornelli, que valoró el aporte del exsecretario kirchnerista.

López estaba preso en el penal de Ezeiza desde junio de 2016. Ahora será custodiado por Los Lobos, el grupo de elite que cuida a Centeno, el chofer arrepentido.

Fuente: La Nación – Diego Cabot – El Entre Ríos

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